Posteado por: mvmspanish | junio 5, 2024

LA CONFIANZA DE LA ORACIÓN DEL INTERCESOR – 1 Juan 5:14-15

1 Juan 5 vs 14-15

Esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho. 1 Juan 5:14-15 

Nuestra fe en la promesa de Dios de escuchar y contestar nuestras oraciones debe tener una base sólida porque Satanás nos asalta constantemente con la duda de que nuestras oraciones no importan. Su objetivo es lograr que renunciemos, mientras que el objetivo de Dios es lograr que persistamos en la oración y que lo hagamos con fe. 

Santiago, al igual que Juan, también afirma que debemos pedir con fe inquebrantable. “Pero que pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos” (Santiago 1:6-8). 

Los humanos tienen la capacidad de tener fe, hasta cierto punto. Entramos en un automóvil confiando en que comenzará, y nos llevará a donde necesitamos ir. Abordamos autobuses, trenes y aviones con la fe de que han recibido buen mantenimiento y cuentan con operadores confiables que nos llevan de manera segura a donde necesitamos ir. La lista de ejemplos de dónde empleamos la fe en la vida diaria es interminable. Pero la fe verdadera “viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17), por la cual creemos que la Biblia es verdad absoluta y nos está enseñando a entregar nuestra vida a Cristo.

La oración intercesora requiere una fe más profunda y duradera. Y para nosotros que creemos en el poder de la oración, el fundamento de nuestra fe consta de cuatro atributos de Dios: 

Dios No Puede Mentir: Hebreos 6:17-18 nos dice; “Dios también se comprometió mediante un juramento, para que los que recibieran la promesa pudieran estar totalmente seguros de que él jamás cambiaría de parecer. Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien cnfiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros.” 

Confiamos en las oraciones sabiendo que Dios no puede mentir y que, por lo tanto, todas las promesas que dio en las Escrituras de escuchar y responder las oraciones son verdaderas e innegables, lo que significa que nunca cambiará de opinión. 

Dios es Omnipotente: Que es una palabra teológica que proviene del latín “omni” (todo) y “potens” (capaz/poderoso). Las Escrituras nos señalan este atributo a través de versículos como Jeremías 32:27: “Yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para Mí?” 

Dios es Omnisciente: Ahora sabemos que “omni” significa todo. «Ciente» también es latín y significa «saber». Dios es omnisciente. Por eso Jesús dijo a Sus discípulos: “Su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan” (Mateo 6:8). 

Los intercesores dependen en gran medida de la omnisciencia de Dios porque a menudo le presentamos situaciones e inquietudes que son complejas, de resultado incierto, fuera del control humano; en otras palabras, demasiado grande para que lo entendamos. 

Además nuestra lucha no es contra sangre y carne sino contra las fuerzas de las tinieblas en los lugares celestiales, donde necesitamos el conocimiento superior de Dios para orar lo correcto. “De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26). Nuestra fe descansa en creer que el Espíritu sabe todas las cosas y guía nuestra intercesión a través de ese conocimiento. Aprovechamos esto reconociendo que no sabemos qué orar correctamente y pidiendo al Espíritu Santo que nos guíe. 

Dios es Omnipresente: La omnipotencia y la omnisciencia de Dios están inmediatamente disponibles para nosotros debido a un tercer “omni”: Su omnipresencia. Él es el único Ser existente que está en todas partes al mismo tiempo. Los ángeles no pueden hacer eso, y los espíritus malignos, incluido el mismo Satanás, ciertamente no pueden. Están ligados a una ubicación y normalmente trabajan en y a través de las personas. Pero Dios está en todas partes del universo al mismo tiempo, empleando Su omnipotencia y omnisciencia. Por eso podemos orar por cualquier situación en cualquier parte del mundo y esperar acción del trono de la gracia. Pablo nos da una idea de lo que significa la omnipresencia de Dios para nosotros en Efesios 4:6, donde dice que hay “un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.” 

Piensa un momento en ello; ¡El Padre, que está presente en nosotros a través del Espíritu Santo, nos dirige a orar por una situación que se encuentra a cientos o miles de kilómetros de distancia y muchas veces ofrece una respuesta instantánea allí! Él no sólo conoce la situación porque está presente allí, sino que también puede obrar en ella mediante Su poder. Si Dios estuviera limitado a una ubicación, no sería capaz de hacer eso. 

Los últimos tres atributos se vuelven reales para nosotros gracias al primero; la verdad absoluta de que Dios no puede mentir y que no hay errores, falsedades o verdades parciales en las Escrituras que nos revelen quién es Él. ¡La verdad de Dios acerca de Sí lo mantiene todo unido! 

Dios nos da acceso a Su trono, obra a través de nuestras oraciones y nos guía sobre qué orar porque Él es un Padre que ama a Sus hijos. El apóstol Pablo lo describe así: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?” (Romanos 8:31-32). 

Dios se deleita en nuestras oraciones porque ama la compañía de Sus hijos y su colaboración en la obra de Su reino y al leer y estudiar la Biblia, aprendemos cuál es la voluntad moral de Dios; y al hacerlo, debemos orar según lo revelado. Sólo podemos estar seguros de las cosas que están específicamente establecidas en la palabra de Dios. Es vital que usted y yo conozcamos la Palabra de Dios para que nuestras oraciones estén en armonía con la verdad bíblica. 

No hay nada mecánico o mágico en la oración. Sin embargo, para que sea eficaz, la voluntad del intercesor debe estar en consonancia con la voluntad de Dios. Tal conformidad de voluntades se logra sólo cuando el creyente permanece en Cristo. 

La clave para la oración contestada es estar en una comunión tan cercana con Dios que le pidamos las cosas que están en Su corazón. En otras palabras, asumimos Su agenda con nuestras peticiones e intercesión. El espíritu de la verdadera oración es «Hágase Tu voluntad» (Mateo 6:10), donde Cristo modela la importancia de la sumisión a la voluntad de Dios, y de hablarle de una manera que la reconozca. Orar por lo que Dios quiere que suceda es aceptar que Su plan es correcto y bueno para todos. 

Le pedimos a Dios que haga por nosotros a través de Cristo lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos. La oración es la admisión abierta de que sin Dios no podemos hacer nada; y cuando oramos debemos nos alejar de nosotros mismos y volvernos hacia Dios con la confianza de que Él nos brindará la ayuda que necesitamos. En resumen, la oración es una declaración de nuestra dependencia del Señor y siempre debe ofrecerse en sumisión a la voluntad de Dios. 

Padre, te damos gracias por brindarnos tu Palabra para aumentar nuestra fe. No hay nadie como Tú. Ayúdanos a aumentar nuestra fe para interceder por los demás a través de oraciones centradas en las Escrituras, mientras Te lo pedimos en el nombre de Tú amado Hijo, nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Amén. 

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