Posteado por: mvmspanish | abril 23, 2020

CÓMO TOMAR DECISIONES SABIAS – Mateo 6:10

Nuestra actitud hacia la toma de una decisión debe ser la misma que la de Jesús que afirmó al Padre: «No se haga Mi voluntad, sino la Tuya» (Lucas 22:42) y enseñó a Sus discípulos a orar: «Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). 

Dios nos revela Su voluntad principalmente de dos maneras.

  • Primero, a través de Su Espíritu: “Cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:13).
  • Segundo, Dios revela Su voluntad a través de Su Palabra: “Lámpara es a mis pies Tu palabra, y luz para mi camino” (Salmo 119:105). 

Por lo tanto, tomar una decisión sólida debe comenzar por discernir la voluntad de Dios; porque Dios se deleita en revelar Su voluntad a aquellos que están ansiosos por seguir Sus preceptos y los que confían en Su gran amor (Salmo 33:18; Salmo 147:11). 

Dios ve la imagen completa; el pasado, el presente y el futuro de nuestras vidas. Él nos enseña y nos aconseja al revelarse a nosotros a través de Su Palabra y por el Espíritu Santo; si estamos dispuestos a escuchar y obedecer. Dios nos hizo esta promesa: “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti” (Salmo 32:8). 

La clave para tomar una decisión sólida es orar y conocer la palabra de Dios en lugar de seguir los deseos de nuestros corazones porque: «Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte» (Proverbios 14:12), y otro proverbio nos dice que: «Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio escucha el consejo» (Proverbios 12:15). 

Dios bendice las decisiones que inicia y que se alinean con Su Palabra: “Yo te guío por el camino de la sabiduría, te dirijo por sendas de rectitud” (Proverbios 4:11). Y el Señor bendice las decisiones que cumplen Su propósito y dependen de Su fuerza, «porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad» (Filipenses 2:13). 

El Señor bendice las decisiones que reflejan Su carácter, que promueven la justicia, la bondad y la humildad: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). 

Él bendice esas decisiones que provienen de la fe en Él porque: «Sin fe es imposible agradar a Dios, porque cualquiera que venga a Él debe creer que Él existe y que Él recompensa a los que lo buscan fervientemente» (Hebreos 11:6). Y bendice las decisiones tomadas que resultan en Su gloria: «… hagas lo que hagas, hazlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10:31). 

Dios promete dar sabiduría a Sus hijos cuando lo piden: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Santiago 1:5). Sin embargo lo importante es que, “pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor” (Santiago 1:6-7). 

La paciencia también es importante, mientras se espera el tiempo de Dios, porque las decisiones son un acto de la voluntad y están influenciadas por la mente, las emociones o ambas. Las decisiones que tomamos en realidad reflejan los deseos de nuestro corazón (Salmo 119:30). Consecuentemente, una pregunta clave antes de tomar una decisión es: ‘¿Elijo complacerme o elijo complacer al Señor?’ Josué estableció el estándar para nosotros cuando les dijo a los israelitas: «Si no les parece bien servir al Señor, escojan hoy a quién han de servir… Pero yo y mi casa, serviremos al Señor” (Josué 24:15). 

Pablo escribió: “No se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto” (Romanos 12:2). 

Si está tomando alguna decisión, debe buscar el consejo de la Palabra de Dios, y consolarte con la paz que solo Él puede proporcionar, «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús» (Filipenses 4:7). Pídale sabiduría, confíe en Sus promesas y Él guiará tu camino: “Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5-6). 

Habrá momentos en que los caminos de Dios pueden parecer indeseables o desagradables, cuando nuestro corazón quiere seguir nuestros propios deseos en lugar de confiar en Dios. Pero, finalmente, cuando aprendemos que la voluntad de Dios es siempre para nuestro beneficio; y cuando ponemos nuestra confianza en Dios, y no en nosotros mismos, descubriremos qué decisiones Le agradan. Por lo tanto, debemos obedecer y exaltar al Señor porque Él se deleita en la paz de Su siervo (Salmo 35:27). 

Recuerde que parte de estar protegido por Dios tiene que ver con obedecerle y vivir bajo Su voluntad. Cuando no hacemos ninguna de esas cosas, salimos de debajo de Su cobertura. No escuchamos Su voz que nos dice qué camino tomar cuando la Biblia nos dice que: «Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña para tu beneficio, que te conduce por el camino en que debes andar» (Isaías 48:17), y «Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: “Este es el camino; síguelo” (Isaías 30:21). 

También hay momentos en que las personas piadosas intentan advertir a los demás, como lo hizo Pablo, y no escuchan y tienen que sufrir las consecuencias como leemos en Hechos 27:10-11 y 20-25. 

Pablo les advirtió: «Señores, veo que nuestro viaje va a ser desastroso y que va a causar mucho perjuicio tanto para el barco y su carga como para nuestras propias vidas.” Pero el centurión, en vez de hacerle caso, siguió el consejo del timonel y del dueño del barco. 

El evento nos dice que fueron atrapados en una tormenta tremenda y perdieron toda esperanza de rescate. Ahora, después de haber pasado mucho tiempo sin comida, “Pablo se puso en medio de todos y dijo: Señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida. Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; solo se perderá el barco. Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo, y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.” Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo.” 

¿Cuántas veces podría una persona haberse librado de algo desastroso si solo le hubiera pedido a Dios que le mostrara qué hacer y luego Le obedeciera? 

¿Necesitas tomar una decisión? ¿Has ido a la Palabra y has pedido Su guía a través de la oración? 

Recuerde que Jesús nunca hizo nada antes de hablar con el Padre y esperar oír de Él, porque no buscó complacerse a Sí mismo, sino al Padre que Lo envió (Juan 5:30). 

Bueno es el Señor para los que en Él esperan, para el alma que lo busca.

Lamentaciones 3:25

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